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El recorrido inesperado de Platense: qué aportó cada uno para ser campeón

El uno por uno del plantel y cómo trabajó la dupla Orsi-Gómez para darle al Calamar el primer título en sus 120 años.

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Por Alejandro Fabbri
Platense
La celebración merecida en Santiago luego de una espectactular fase final (Fotobaires).

Algo más de una semana después de la sorprendente campaña que lo llevó directamente a consagrarse campeón, Platense disfruta su éxito y no baja un cambio en el festejo de semejante reconocimiento futbolero. Es tarea del periodista analizar, desmenuzar y tratar de explicar las razones de su conquista, la simbiosis entre la dupla técnica compuesta por Sergio Gómez y Favio Orsi unida al plantel de jugadores y a los dirigentes.

Platense acabó sexto en la primera fase del Apertura 2025, con seis triunfos, cinco empates y cinco derrotas. En Vicente López ganó tres partidos (Instituto, Atlético Tucumán y Talleres), empató tres (River, Independiente y Lanús) y cayó de local ante Defensa y Justicia. Fuera de su casa, venció a Vélez, San Martín de San Juan y Sarmiento, empató ante Godoy Cruz y perdió con Argentinos Juniors, San Lorenzo, Riestra y Gimnasia. Una campaña aceptable y no mucho más, pese a que fue perjudicado por fallos errados en tres de esos encuentros.

En cambio, el inicio de la llave de playoffs fue muy diferente: ganó tres de sus cuatro choques por la mínima diferencia (1-0) y pasó por penales ante River, tras ir ganando durante el 99,9% del juego. La pésima actuación del juez Yael Falcón Pérez lo privó de un nuevo éxito. Así alcanzó su primer campeonato en Primera División, tras 120 años de existencia.

Los detalles que realzan esta inédita racha final explican casi todas las razones de su triunfo. En todos los casos jugó fuera de su estadio. Tres partidos de visitante ante Racing, River y San Lorenzo y una final en tierra neutral, Santiago del Estero frente a Huracán. Nadie hizo semejante camino. El Globo, por ejemplo, fue local en cuartos de finales ante Deportivo Riestra, al que despachó con un 3-2. Luego se impuso en Arroyito al líder Rosario Central y superó por penales a Independiente en Avellaneda.

Mantuvo su arco invicto en tres de los cuatro partidos de la serie final, cediendo sólo ante el penal que sancionó para River el árbitro en el minuto 103 del partido en el Monumental. Fue gol de Mastantuono e inmediatamente, final de juego. Empate 1-1 y tanda de penales, resuelta por el Calamar, 4-2 en su favor.

Orsi y Gómez plantaron el mismo equipo en los cuatro partidos: Cozzani en el arco, Saborido y Silva los laterales, Ignacio Vázquez y Salomón los zagueros, Picco y Herrera los mediocampistas más retrasados, Mainero-Ronaldo Martínez-Taborda y como punta, Augusto Lotti. Un 4-2-3-1 que funcionó aceitadamente en la mayor parte de los partidos.

Presión alta, muchísima marca con ayuda cercana, largos pases desde la defensa para los más ofensivos, búsqueda de la infracción cerca del área para aprovechar esos lanzamientos, la conducción de un Vicente Taborda que tuvo movilidad como nunca y que creció en dos aspectos decisivos de su juego. En su regreso al club -algo que el futbolista impulsó desde su lugar en Boca- tuvo varias charlas con los dos técnicos y fue comprendiendo cómo debía ser más participativo en el juego, más agresivo hacia el arco contrario, con asistencias a sus delanteros, tiros al arco y un control orientado hacia adelante, siempre.

Orsi y Gómez: el cruce de Vázquez con Falcón Pérez y la preparación para los Playoffs del Apertura 2025

Orsi y Gómez: el cruce de Vázquez con Falcón Pérez y la preparación para los Playoffs del Apertura 2025

Taborda, además, aceptó y trabajó para tener mayor despliegue físico, tirándose hacia la izquierda muchas veces, porque Silva, el lateral izquierdo, necesitaba que alguien lo ayudase cuando quedaba en desventaja o el rival recargaba el juego por ese flanco. Lo hizo, ayudó a la tremenda pareja de medios que formaron Picco y Herrera, además de asistir a los extremos y a los delanteros. Por si falta algo, metió cinco goles en el torneo y ha sido el máximo anotador del Calamar en el Apertura 2025. Una evolución espléndida y un mejor futuro por delante.

Además de los once jugadores que se repitieron siempre en los cuatro partidos de la llave, Orsi y Gómez también repitieron a los mismos cinco suplentes que ingresaron. Agotaron los cambios ante Racing, River y Huracán, pero contra San Lorenzo hicieron solamente uno menos. Por los delanteros han ingresado Schor y Orsini, el uruguayo Elizalde lo hizo en tres partidos con la misión de sustituir a Silva en el lateral izquierdo, porque ante Racing el juvenil lució agotado en el final y en los otros dos partidos -River y Huracán- ya tenía la tarjeta amarilla y caminaba por la cornisa marcando a Mastantuono y a Mazzantti.

Zapiola era el recambio de Taborda, así lo hizo en tres de los encuentros y sirvió para situar un volante fresco por el sector izquierdo, habilidoso y con buena pegada. También ingresó Juárez para cubrir el mediocampo -dos veces por Herrera y una por Picco- con aire fresco para suplir a los motores de la zona central. Lo llamativo es que todos los nombrados hicieron mucho para colaborar con las victorias de Platense.

Orsini ingresó y con un cabezazo derrotó a Arias para el 1-0 a Racing en Avellaneda, a seis minutos del final. Schor fue el encargado de lanzar el último penal de la serie contra River, engañando a Armani y generando el 4-2 triunfal del Monumental. Zapiola había marcado primero el suyo, una vez que el VAR decidió intervenir en su lanzamiento e invalidar la atajada de Armani por adelantarse en esa ejecución. El exEstudiantes convirtió y una semana después su zurdazo dentro del área le dio el triunfo a Platense en el Nuevo Gasómetro. Elizalde ganó y perdió con Mastantuono en el áspero choque con River y se quedó con el duelo con el escurridizo Mazzantti en Santiago.

Definiendo siempre el juego con la frase de cabecera de Favio Orsi sobre que el fútbol tiene como fundamento ganar la ocupación de espacios, así jugó el equipo, que tuvo agresividad, un estado físico impecable, un convencimiento nacido desde los entrenamientos en todas las condiciones que tenía el plantel para no sentirse menos que nadie (algo que remarcaron en todos los reportajes los jugadores) y la confianza absoluta en Orsi-Gómez y los compañeros dentro de la cancha.

Cozzani casi no tuvo fallas en los cuatro partidos -decisivo atajando el penal de Driussi- y mostrando su solidez en las salidas aéreas, sin dar rebotes. Saborido un perro de presa, con el plus de irse al ataque cada vez que podía, la dupla central Vázquez-Salomón que brilló en gran nivel con picos de excepción ante Racing y River, el grandote Picco y toda su sabiduría para llevar sus casi dos metros de estatura a todos los sectores del campo, el crecimiento de Herrera como su acompañante y la gran figura de la final, la importancia (siempre) del cordobés Mainero para ayudar en la marca y el medio, la precisión en sus pases, los centros de gol, sus apariciones en el momento justo y el gol del campeonato. El esfuerzo de Lotti para atraer a sus marcadores y tocar, tocar, pasando por el notable trabajo de Ronaldo Martínez, un cabeceador excepcional que no pudo hacer sus goles, pero ganó de arriba (y también de abajo) con un estilo imposible de descifrar, con capacidades superiores.

Haciendo el repaso final, queda claro que Platense fue un merecido campeón. Nadie lo superó, se jugó como siempre quiso la dupla técnica y sus muchachos. El título fue el final perfecto para un club que había festejado sus 120 años una semana antes. Las velitas ya se soplaron y el sabor de la torta superó todo lo imaginable.

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